2005-02-11

Mi bosque, mis pertenencias



Llevo días con el coche en el taller, encerrado en la “burbuja”, mucha net, mucho teclado y fuera frio.
Y lo cierto, es que necesitaba orear mi corazon, hay veces en que uno siente que el alma empieza a oler a cerrado.
Tengo el inmenso privilegio de tener, a menos de 400 metros de casa, un bosque que llega hasta Collado Mediano y Guadarrama. Suelo ir a pasear. Llevaba días sin hacerlo, demasiados.
Necesito, a menudo, ponerme en lo alto de unos peñascos, y, como un lagarto apagado, tomar el sol de invierno; colgarme como sabanas puestas a blanquear; orear mi espíritu como una manta vieja sobre la balconada.
Y es que mi bosque huele a lavanda y jara, a chimenea y leña, a nieve y musgo, pero huele tambien a horizontes y certezas, huele a esperanza, y a susurros, mi bosque huele a gloria.
Regresaba y pensaba que las cosas que verdaderamente amo... no me pertenecen: mi bosque, mi playa, mi montaña... mi hijo, mi esperanza, abril en Paris, mi canción, mi poema, mi recuerdo... mi espíritu.
Sentí un cierto desasosiego... y de repente me dí cuenta de el “maravilloso secreto”: si sólo amas las cosas que no te pertenecen, entonces nada ni nadie te las podrá arrebatar. Me ha recordado esta cita, y la busque:
Lo que uno tiene por si mismo, lo que le acompaña en la soledad sin que nadie se lo pueda dar o quitar esto es mucho más importante que todo lo que posee o lo que es a los ojos de otros. Arthur Schopenhauer

Como amo “mis pertenencias”. Nada como un buen paseo por “mi” bosque, para oler a limpio.