Como decíamos ayer...
“Decíamos ayer...” se ha quedado como frase recurrente de enlace después de pasado un largo tiempo. Muchos saben que la pronuncio Fray Luis de León, algunos saben que la dijo a sus estudiantes tras permanecer algunos años en la cárcel, pero ¿Qué le llevo a la cárcel?. Luis de León, había estudiado filosofía, hebreo, teología, etc. Era catedrático de Teología (cátedra Tomas de Aquino) en la Universidad de Salamanca, cuando la universidad era Universidad, Salamanca era Salamanca, y una cátedra de teología era una Cátedra de Teología. Pues bien en el Siglo XVI, a Fray Luis de León se le ocurrió el dislate de traducir a un castellano naciente y pujante el libro bíblico (hebreo naturalmente) del “Cantar de los cantares”. Es curioso comprobar que la Biblia ha sido el libro más prohibido, apartado y oculto de la historia de la Humanidad. En Latín no era muy “peligroso”, pero en castellano, la lengua del pueblo “vulgar”, realmente era incendiario:
“Bajo la sombra deseado me senté, Y su fruto fue dulce a mi paladar. Me llevó a la casa del banquete, Y su bandera sobre mi fue amor. Sustentadme con pasas, confortadme con manzanas; porque estoy enferma de amor”
“Porque he aquí ha pasado el invierno, Se ha mudado, la lluvia se fue; Se han mostrado las flores en la tierra, El tiempo de la canción ha venido, Y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola”
“Yo dormía, pero mi corazón velaba. Es la voz de mi amado que llama: Abreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía, Porque mi cabeza está llena de rocío, Mis cabellos de las gotas de la noche. (...) Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, si halláis a mi amado, Que le hagáis saber que estoy enferma de amor”
“Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; porque fuerte es como la muerte el amor (...) Las muchas aguas no podrán apagar el amor, Ni lo ahogaran los ríos”
Sí, La Biblia. El Cantar de los cantares.
Y tan incendiario era, tantísimo, que puso en llamas los corazones de Juan de la Cruz, o Teresa de Jesús, y miles después de ellos. De hecho, el mismo Espíritu, que inspiro esos versos, pudo, gracias a Luis de León, decir en las voces de Teresa o Juan: “Como decíamos ayer...”
Pues bien, semejante “atrocidad” le llevo a ser juzgado y condenado por la “Santa Inquisición”... años después la misma Teresa de Jesús tuvo problemas con la misma, y hubo de dar explicaciones por su sospechosa “oración personal”. ¿Si era posible una “oración personal” que pintaba entonces tanta jerarquía, tanto palacio episcopal y tanta liturgia vacía?
Aquellos años de cárcel, como suele suceder, cuando el acero es de primera, forjaron el corazón de Fray Luis, y en lugar de apartarse de sus convicciones, se reafirmo y fortaleció, descubrió, que aquella “llama de amor” no podía ser apagada por el hombre, en ninguna circunstancia. Por cierto, yo pregunto ¿Y Por qué no le habrán hecho santo... o por lo menos, pedido perdón?, más bien siguió teniendo problemas con el “santo oficio” por seguir defendiendo, entre otras cosas, la primacía del texto hebreo contra la traducción, muchas veces inexacta, de la “Vulgata Latina”.
Mis motivos para estar apartado han sido bastante más prosaicos: primero un virus y luego un flemón, me han tenido alejado del teclado..., pero digo, espero, con idéntico espíritu: “Como decíamos ayer...”
2 Comments:
Bienvenido pues... por los fragmentos de "El Cantar..." que reproducés pensé que habías estado alejado de la red, hecho "llama de amor viva", pero veo que has sufrido otro tipo de calenturas...venga, ánimo, que como dicen los delinquentes "la primavera trompetera ya llegó" (bueno, aun no ha llegado, pero es cuestión de ir haciendo fuerza...).
Gracias, queridos.
Pues, sí, han sido otro tipo de calenturas, y de hecho, en mi caso, la fiebre no ayuda en tener "largas cadenas de pensamientos" (no digamos el dolor de muelas).
Los estados febriles tienen "fama" de ser fructiferos... ¿Por qué será?. Os aseguro que no es mi caso.
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